España, de la tierra para abajo,
Niños, ¡cómo vais a dejar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
el palote en diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!
Niños, hijos de los guerreros, entretanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo
repartiendo la energía entre el reino animal,
las florecitas, las cometas y los hombres.
¡Bajad el aliento,
y si el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie,
si os asustan los lápices sin punta,
si la madre España cae -digo, es un decir-
salid, Niños del mundo; ¡id a buscarla!
(Fragmentos escogidos del poema de César Vallejo: España, aparta de mí ese cáliz, 1939).
Entre 1936 y 1939, España sufrió los efectos de una cruel guerra fratricida que acabó con miles de infancias. Los niños españoles padecieron, al igual que los adultos, las consecuencias del conflicto y fueron víctimas directas de las hostilidades. Tuvieron que hacer frente a la escasez de alimentos, a la insalubridad y a numerosas enfermedades. Vieron como la violencia y la venganza se adueñaron de las calles, que pasaron de ser espacios de juego y recreo a lugares peligrosos y prohibidos. Las sirenas y los refugios se convirtieron en su día a día debido a los constantes bombardeos que asolaron el país. Dejaron de ir a las escuelas. A muchos no les quedó más remedio que marcharse. Convencidos de que sólo así podrían sobrevivir, sus padres decidieron que formaran parte de alguna de las numerosas campañas de evacuación organizadas por el Gobierno de la República. Las evacuaciones de niños al extranjero constituyeron así el primer exilio del pueblo español derivado de la Guerra Civil.
De entre todos los países que acogieron a los menores españoles, la Unión Soviética fue, sin duda, el que generó las mayores alabanzas y críticas del momento, el que más encendió las conciencias y sacudió los corazones. Los 2.895 niños que desembarcaron en los puertos de Yalta y de Leningrado entre el 21 de marzo de 1937 y finales del mes de octubre de 1938 despertaron tanto interés entonces como lo despiertan ahora, 81 años después de su partida.
España, de la tierra para abajo,
Niños, ¡cómo vais a dejar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
el palote en diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!
Niños, hijos de los guerreros, entretanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo
repartiendo la energía entre el reino animal,
las florecitas, las cometas y los hombres.
¡Bajad el aliento,
y si el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie,
si os asustan los lápices sin punta,
si la madre España cae -digo, es un decir-
salid, Niños del mundo; ¡id a buscarla!
(Fragmentos escogidos del poema de César Vallejo: España, aparta de mí ese cáliz, 1939).
Entre 1936 y 1939, España sufrió los efectos de una cruel guerra fratricida que acabó con miles de infancias. Los niños españoles padecieron, al igual que los adultos, las consecuencias del conflicto y fueron víctimas directas de las hostilidades. Tuvieron que hacer frente a la escasez de alimentos, a la insalubridad y a numerosas enfermedades. Vieron como la violencia y la venganza se adueñaron de las calles, que pasaron de ser espacios de juego y recreo a lugares peligrosos y prohibidos. Las sirenas y los refugios se convirtieron en su día a día debido a los constantes bombardeos que asolaron el país. Dejaron de ir a las escuelas. A muchos no les quedó más remedio que marcharse. Convencidos de que sólo así podrían sobrevivir, sus padres decidieron que formaran parte de alguna de las numerosas campañas de evacuación organizadas por el Gobierno de la República. Las evacuaciones de niños al extranjero constituyeron así el primer exilio del pueblo español derivado de la Guerra Civil.
De entre todos los países que acogieron a los menores españoles, la Unión Soviética fue, sin duda, el que generó las mayores alabanzas y críticas del momento, el que más encendió las conciencias y sacudió los corazones. Los 2.895 niños que desembarcaron en los puertos de Yalta y de Leningrado entre el 21 de marzo de 1937 y finales del mes de octubre de 1938 despertaron tanto interés entonces como lo despiertan ahora, 81 años después de su partida.
España, de la tierra para abajo,
Niños, ¡cómo vais a dejar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
el palote en diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!
Niños, hijos de los guerreros, entretanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo
repartiendo la energía entre el reino animal,
las florecitas, las cometas y los hombres.
¡Bajad el aliento,
y si el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie,
si os asustan los lápices sin punta,
si la madre España cae -digo, es un decir-
salid, Niños del mundo; ¡id a buscarla!
(Fragmentos escogidos del poema de César Vallejo: España, aparta de mí ese cáliz, 1939).
Entre 1936 y 1939, España sufrió los efectos de una cruel guerra fratricida que acabó con miles de infancias. Los niños españoles padecieron, al igual que los adultos, las consecuencias del conflicto y fueron víctimas directas de las hostilidades. Tuvieron que hacer frente a la escasez de alimentos, a la insalubridad y a numerosas enfermedades. Vieron como la violencia y la venganza se adueñaron de las calles, que pasaron de ser espacios de juego y recreo a lugares peligrosos y prohibidos. Las sirenas y los refugios se convirtieron en su día a día debido a los constantes bombardeos que asolaron el país. Dejaron de ir a las escuelas. A muchos no les quedó más remedio que marcharse. Convencidos de que sólo así podrían sobrevivir, sus padres decidieron que formaran parte de alguna de las numerosas campañas de evacuación organizadas por el Gobierno de la República. Las evacuaciones de niños al extranjero constituyeron así el primer exilio del pueblo español derivado de la Guerra Civil.
De entre todos los países que acogieron a los menores españoles, la Unión Soviética fue, sin duda, el que generó las mayores alabanzas y críticas del momento, el que más encendió las conciencias y sacudió los corazones. Los 2.895 niños que desembarcaron en los puertos de Yalta y de Leningrado entre el 21 de marzo de 1937 y finales del mes de octubre de 1938 despertaron tanto interés entonces como lo despiertan ahora, 81 años después de su partida.
El objetivo de esta exposición es, por una parte, reconstruir la Historia de los niños españoles evacuados a la URSS entre 1937 y 1938 a través de sus propios testimonios orales y escritos, difundir y dar a conocer el exilio infantil español en la URSS, rendir homenaje a sus protagonistas y salvaguardar su memoria.
El objetivo de esta exposición es, por una parte, reconstruir la Historia de los niños españoles evacuados a la URSS entre 1937 y 1938 a través de sus propios testimonios orales y escritos, difundir y dar a conocer el exilio infantil español en la URSS, rendir homenaje a sus protagonistas y salvaguardar su memoria.
La Expo viajera
recorrido de la exposición
01 Guerra e infancia
03 Una patria, tres mil destinos
02 De la evacuación al exilio
04 De españoles a rusos
05 Entre dos guerras
06 Retornos y memorias
recorrido de la exposición
recorrido de la exposición
01 Guerra e infancia
02 De la evacuación al exilio
03 Una patria, tres mil destinos
04 De españoles a rusos
05 Entre dos guerras
06 Retornos y memorias
«Era en aquellos días primeros del mes de marzo, es decir, cuando la ofensiva italiana se hallaba en todo su apogeo, cuando urgía poner a estos niños a salvo de la barbarie fascista […], a prudencial distancia del riesgo que en Guadalajara -por ser zona batida de guerra-pudiesen correr»
“[…] los niños de la colonia de Caldas de Montbui [Barcelona] se hallan debidamente atendidos en sus necesidades, de modo muy particular en lo que respecta en su alimentación. El Ministerio vela por esa como por todas las colonias, y no les faltan las patatas, garbanzos, leche, galletas y la carne a diario. Todos los días meriendan leche con galletas o con pan […]”
Guadalajara, situada en primera línea de frente, fue una provincia especialmente castigada por los bombardeos y el hambre durante la Guerra Civil española. El peligro en el que se encontraba la población llevó a las autoridades republicanas a evacuar a los niños alcarreños hacia zonas más seguras. Fueron numerosos los menores que salieron rumbo a Valencia y a Cataluña en 1937, encontrándose entre ellos los acogidos en la Casa Hogar de la Infancia, establecimiento benéfico dependiente de la Diputación Provincial. Sólo de esta institución fueron evacuados 153 niños en cuatro expediciones consecutivas, que se desarrollaron entre marzo y agosto de 1937, y que tuvieron como destinos, entre otros lugares, Barcelona, Terrassa, Caldas de Montbui, Sant Andreu de Llavaneres, Ripoll del Vallès, Sant Llorenç Savall u Hostalric. Algunos de estos menores incluso se exiliaron a Francia tras la caída de Cataluña. Una vez concluida la guerra y establecido el “Nuevo Estado”, las autoridades franquistas se afanaron en hallar el paradero de todos estos niños para retornarles y/o repatriarles a Guadalajara, iniciándose así un verdadero proceso de investigación sobre ellos y sus familias del que no todos salieron indemnes.
Guadalajara, situada en primera línea de frente, fue una provincia especialmente castigada por los bombardeos y el hambre durante la Guerra Civil española. El peligro en el que se encontraba la población llevó a las autoridades republicanas a evacuar a los niños alcarreños hacia zonas más seguras. Fueron numerosos los menores que salieron rumbo a Valencia y a Cataluña en 1937, encontrándose entre ellos los acogidos en la Casa Hogar de la Infancia, establecimiento benéfico dependiente de la Diputación Provincial. Sólo de esta institución fueron evacuados 153 niños en cuatro expediciones consecutivas, que se desarrollaron entre marzo y agosto de 1937, y que tuvieron como destinos, entre otros lugares, Barcelona, Terrassa, Caldas de Montbui, Sant Andreu de Llavaneres, Ripoll del Vallès, Sant Llorenç Savall u Hostalric. Algunos de estos menores incluso se exiliaron a Francia tras la caída de Cataluña. Una vez concluida la guerra y establecido el “Nuevo Estado”, las autoridades franquistas se afanaron en hallar el paradero de todos estos niños para retornarles y/o repatriarles a Guadalajara, iniciándose así un verdadero proceso de investigación sobre ellos y sus familias del que no todos salieron indemnes.
Acto inaugural
ACTO INAUGURAL, 19 h.
Inauguración de la exposición
Conferencia de Verónica Sierra Blas (Universidad de Alcalá): Los niños/as españoles evacuados a la URSS durante la Guerra Civil
Conferencia de Alicia Alted Vigil (UNED, Madrid): Los difíciles retornos de los niños de Rusia
Canciones rusas, recital musical a cargo de Elena Nikonorova
Presenta: Rafael de Lucas Vegas (Archivo Histórico Provincial de Guadalajara)
Mesa redonda
MESA REDONDA, 19 h.
Los niños/as de Guadalajara evacuados durante la Guerra Civil: Historia y testimonios
Moderan: Pedro A. y Xulio García Bilbao (Foro por la Memoria de Guadalajara)
Día(s)
:
Hora(s)
:
Minuto(s)
:
Segundo(s)
Día(s)
:
Hora(s)
:
Minuto(s)
:
Segundo(s)
Vídeo-fórum
VÍDEO-FÓRUM, 19 h.
Proyección del documental El último maestro ruso (2016)
Presentan Anaís Berdié (directora y guionista) y Ángel Gutiérrez (protagonista y “Niño de Rusia)
Acto de clausura
ACTO DE CLAUSURA, 19 h.
Conferencia de Josefina Cuesta (Universidad de Salamanca): La(s) memoria(s) de los Niños de Rusia
Testimonio de Araceli Ruiz (“Niña de Rusia”)
Presenta: Verónica Sierra Blas (Universidad de Alcalá)
Día(s)
:
Hora(s)
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Minuto(s)
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Segundo(s)
Día(s)
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Hora(s)
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Segundo(s)
Acto inaugural
ACTO INAUGURAL, 19 h.
Inauguración de la exposición
Conferencia de Verónica Sierra Blas (Universidad de Alcalá): Los niños/as españoles evacuados a la URSS durante la Guerra Civil
Conferencia de Alicia Alted Vigil (UNED, Madrid): Los difíciles retornos de los niños de Rusia
Canciones rusas, recital musical a cargo de Elena Nikonorova
Presenta: Rafael de Lucas Vegas (Archivo Histórico Provincial de Guadalajara)
Día(s)
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Minuto(s)
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Segundo(s)
Mesa redonda
MESA REDONDA, 19 h.
Los niños/as de Guadalajara evacuados durante la Guerra Civil: Historia y testimonios
Moderan: Pedro A. y Xulio García Bilbao (Foro por la Memoria de Guadalajara)
Día(s)
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Segundo(s)
Vídeo-fórum
VÍDEO-FÓRUM, 19 h.
Proyección del documental El último maestro ruso (2016)
Presentan Anaís Berdié (directora y guionista) y Ángel Gutiérrez (protagonista y “Niño de Rusia)
Día(s)
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Segundo(s)
Acto de clausura
ACTO DE CLAUSURA, 19 h.
Conferencia de Josefina Cuesta (Universidad de Salamanca): La(s) memoria(s) de los Niños de Rusia
Testimonio de Araceli Ruiz (“Niña de Rusia”)
Presenta: Verónica Sierra Blas (Universidad de Alcalá)
Día(s)
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Segundo(s)
VISITAS GUIADAS Y ACTIVIDADES ESCOLARES
“Maletas con historia” (alumnos/as de Enseñanza Primaria): 11-12/12-13 h.
“El buzón del tiempo” (alumnos/as de ESO y Bachillerato): 9 -10/10-11/13-14 h.
Plazo de inscripción: del 6 al 28 de febrero de 2018